domingo, 6 de noviembre de 2016

Pumas CU buscó el “agandalle” en la tribuna

José Luis Ayala / Joslar Sport


A pesar de haber sido la propia UNAM la promotora y la instancia que determinó que el duelo entre los Pumas CU y las Águilas Blancas, correspondiente a la Jornada 10 de la liga mayor de ONEFA, se jugara “a puerta cerrada”, es decir sin público en las gradas, fueron los integrantes del propio equipo universitario quienes violaron la determinación.

“A nosotros el coach Raúl Rivera (presidente de ONFA que aún se actua como si fuera el entrenador de los Pumas CU) nos dijo que podemos estar en el juego”, señaló la madre de uno de los jugadores de la escuadra de la UNAM mientras se encontraba en el acceso al estadio. “Mi hijo no es de quinto año, pero es puma de toda la vida y por eso el coach (Rivera) nos dejó que estuviéramos en el juego, afirmó otra de las mujeres que sí presencio el IPN vs UNAM desde la grada del Palomar.

Una vez que los Pumas CU ingresaron al estadio por la Puerta de Maratón, un grupo de poco más de 200 personas también entró al inmueble para colocarse en la grada de local y desde ahí seguir las acciones del juego. Al ver esto los directivos del IPN presentes determinaron que las Águilas Blancas no saldrían a jugar hasta que los aficionados universitarios desalojaran el escenario.

La molestia politécnica fue evidente y apoyada por jugadores y staff de coacheo, quienes en todo momento exigieron que se respetara el “a puerta cerrada”. Para ello se plantaron a la salida del vestidor de visitantes en espera del desalojo.

Pasaban los minutos y lejos de solucionarse el conflicto se incrementaba, ya que algunos de los jugadores de la UNAM comenzaron a asegurar que si sacaban a sus familiares del estadio serían ellos quienes no jugarían.

Los representantes de la UNAM presentes señalaron que los aficionados presentes en la tribuna universitaria eran los padres de los jugadores de quinto año que culminan su elegibilidad y por ello se había determinado permitirles el acceso, ya que “además al final del juego se planeó que estén con ellos en la ceremonia de despedida”.

“Es un agandalle, nosotros también tenemos jugadores de quinto año y no los dejaron entrar ni nos avisaron que abría público, ellos determinaron el a puerta cerrada y ahora no lo respetan”, manifestaron los coaches del IPN.

El conflicto finalizó una vez que se permitió el acceso a un reducido número de aficionados a la grada de las Águilas Blancas, un grupo no mayor de 50 personas, que se dijo también incluía a parte de los padres de los jugadores de quinto año. Sin embargo esta situación propició un retraso de 27 minutos en el inicio del partido.







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