miércoles, 7 de noviembre de 2018

Ana Guevara, el infortunio que llegará a Conade

La exatleta cuenta con más conflictos legales que con años de estudio o preparación en materia de administración deportiva




Lejos han quedado los años en los que el nombre Ana Gabriela Guevara era sinónimo de éxito, entrega, pasión y gloria deportiva. Hoy, la exmonarca mundial en los 400 metros planos de atletismo es más noticia por sus conflictos legales que por los planes que se supone tiene para manejar el deporte mexicano.
Sin contar con preparación académica, ya que únicamente cursó estudios de nivel preparatoria, o real experiencia en administración deportiva, la exatleta ha sido designada para asumir a partir del 1° de diciembre la dirección general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), eterno sueño que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto no quisieron cumplirle y que ahora le será hecho realidad por Andrés Manuel López Obrador.
Sus seguidores y admiradores afirman que “a Ana hay que darle el beneficio de la duda”, solo porque en teoría conoce el deporte desde dentro. Pero dudo que ella hubiera dado una mínima oportunidad a alguna persona que sin preparación formal y amplia experiencia en el cargo hubiera tenido el atrevimiento de querer sumarse a su equipo de trabajo durante sus años de atleta. Imposible, así que por qué nosotros sí debemos otorgarle la oportunidad.
Dicho beneficio se dio recientemente al exfutbolista Carlos Hermosillo y al clavadista Jesús Mena y ambos mostraron una total incapacidad, no solo para desarrollar, sino tan solo para administrar lo ya existente. ¿En qué punto Ana Guevara luce distinta a estos dos exdeportistas? Según veo, en ninguno.

Carlos Hermosillo, Ana Guevara y Jesús Mena.

Ana Guevara no solo no cuenta con preparación para asumir el cargo, sino que, a pesar de busca convencer señalando lo contrario, se ha negado a obtenerla. En 2008 se retiró como atleta y ese mismo año inició su carrera como funcionaria pública, al incorporarse al equipo de Marcelo Ebrard, en aquel entonces jefe de gobierno capitalino; quien la nombró coordinadora de Cultura Deportiva, Física y de Salud y, al mismo tiempo, titular del Instituto del Deporte, cargos en los que solo permaneció cuatro meses.
El abandono de la dirección del deporte capitalino se debió a que Guevara contaba con un compromiso previo para ser comentarista de televisión durante los Juegos Olímpicos de Beijín 2008 y luego de cumplir con esa tarea buscó por el PRD la jefatura de gobierno en Miguel Hidalgo, elección que perdió ante el panista Demtrio Sodi.
Tras el fracaso electoral, a pesar de haberlo afirmado durante el anuncio de su retiro de las pistas, no buscó prepararse para en algún futuro retornar a la administración deportiva, sino que se enroló en el Partido del Trabajo (PT) para convertirse en senadora de la república durante la pasada Legislatura, esto por orden directa de Andrés Manuel López Obrador al organismo político, que recibió la orden de que Ana fuera incluida en la lista plurinominal.
En dicho cargo se destacó más por los costosos viajes realizados al extranjero, con elevado presupuesto a costa del erario público -investigación próxima a ser publicada en PUNTO CENTRO-, que por la cantidad y trascendencia de las iniciativas presentadas. Durante su periodo no logró hacer efectiva ninguna de sus iniciativas.
Los triunfos deportivos de la sonorense son amplios y altamente reconocidos, así como también sus escándalos y conflictos con la ley, donde sobresale una orden de aprehensión otorgado en su contra por el juez decimoquinto del Distrito Federal, Ranulfo Castillo, en 2012 bajo cargos de evasión fiscal. El daño al fisco fue calculado inicialmente en 600 mil pesos y poco después se habló de una cifra superior al millón de pesos.
Previo a este caso se le siguió un proceso en 2005 por una modalidad calificada como “no grave” de defraudación fiscal.
En diciembre de 2016 y a pesar de su cargo como senadora, la exvelocista sufrió una agresión que la envió al hospital, luego de ser parte de un accidente vial que terminó con la agresión de un hombre contra su persona. Las imágenes de su rostro severamente golpeada dieron la vuelta al mundo.
Solo una vez que se convirtió en víctima, la senadora buscó crear mecanismos que brindarán mayor atención y seguridad a las mujeres que han sufrido violencia; antes de ello no había abordado el tema.
Y como caso más reciente de su relación con los temas legales, la revista Proceso da a conocer esta semana el conflicto que Guevara Espinoza mantiene en tribunales con una mujer por la propiedad e incumplimientos en un proceso de compra-venta de una residencia ubicada en Sonora, con un costo superior al millón de dólares.
La publicación da cuenta de la posible colusión que la exatleta podría tener con un juez para obtener compensaciones y un dictamen a su favor en un caso en el que ella fue quien incumplió los procesos marcados en el contrato para adquirir el inmueble.
Hace justamente un año, aún como senadora, Guevara sufrió un intento de robo en su casa de Hermosillo, por lo que una vez más su nombre fue ligado a temas policiales más que a los deportivos.
Y así, la trayectoria de Ana Gabriela Guevara se ha ido alejando del deporte, para acercarse mucho más a un halo de duda sobre su capacidad para administrar la actividad deportiva a nivel nacional. Serios rumores indican que, incluso, su gestión en Conade podría llegar prematuramente a su fin, ya que tendría la intención de competir por la gubernatura de su estado natal, Sonora, durante las próximas elecciones.
Por ahora los tumbos han comenzado a surgir para la exsenadora, ya que su intención de transformar a la Conade en secretaría de estado fue rápidamente desechada por el propio López Obrador, quien además la contradijo en la intención de poner fin al Gran Premio de México en la Fórmula 1, misma suerte que podría tener su deseo de sacar los juegos de la NFL del país-.
Y así, sin un verdadero argumento para sostener su designación como rectora del deporte mexicano Ana Guevara, es sin duda el infortunio que lamentablemente llegará a Conade.

Facebook: Joslar Sport

Twitter: @Joslar46


JOSLAR (José Luis Ayala) es comunicólogo egresado de la UNAM, Jefe de Información en Punto Centro, Director General de JOSLAR SPORT Agencia Informativa, comentarista deportivo, un apasionado de los Steelers y como atleta logró probar el sabor de los campeonatos bajo la utilería y el casco de futbol americano; además de haber contribuido en la formación de Cintas Negra en taekwondo.




Hay que bajarle a la violencia

El deporte vive una etapa de excesos de agresividad, por lo que hay que preguntarnos quién lo genera

Como lo hago cada semana, este domingo observaba los juegos de la NFL y en algún momento publiqué en mi muro de Facebook un comentario relacionado con el partido de mi equipo favorito. El texto es el siguiente: “Juego netamente de coacheo. Y ahí, para no variar, Tomlin sigue mostrando su inferioridad”.
La intención era, de alguna manera desahogarme ante el coraje de lo que había sufrido durante la primera mitad del juego y señalar mi desconfianza y disgusto sobre el accionar y lo que veo como falta de capacidad del entrenador del equipo al que sigo desde pequeño. Los Steelers.
El mensaje no incluye ningún insulto, no muestra agresión alguna hacia la afición, el equipo o el propio entrenador. Es simplemente una opinión sobre las capacidades de un personaje público. Y es por todo ello que la reacción de algunos aficionados ante la publicación me ha sorprendido y sobre todo me ha llevado a reflexionar en torno a un tema al que le llevo dando vueltas desde hace algunos días: El origen de la violencia en el deporte.
El texto lo repliqué en algunos grupos de aficionados al equipo, donde quiero pensar, uno se inscribe para socializar con gente a fin a los gustos deportivos que se tienen. Pero la realidad hoy nos indica algo muy distinto.
Inscribirse a un grupo de red social pareciera que es sinónimo de obtener un carnet con el cual adquieres el derecho de ofender, agredir, insultar y hasta retar al resto de los miembros de dicho club. Y por el contrario también creo que se logra la condena de tener que soportar los embates de las hordas que no concuerdan con tus ideas o tu sentir sobre determinado rubro o acción, como fue el caso de mi publicación.
Tras señalar mi desconfianza sobre la capacidad del entrenador comenzaron a publicar, como replica, preguntas sobre mis argumentos para afirmar tal “pecado”, lo cual me parece totalmente lógico y normal. Hasta ahí todo pareciera tranquilo, pero al finalizar el juego y luego de que el equipo logró vencer de forma apurada a los Cincinnati Bengals, comenzaron a surgir los ataques directos, que si bien fueron menores al número de likes (me gusta) que recibió la publicación, sí me resultan en número relevante como para comentarlos en este espacio.
Se me tachó de “villamelón de cuarta”, “ignorante”, “coach de tribuna sin conocimiento” e incluso de “patriota disfrazado de acerero”, nada realmente tan rudo como lo que he visto en lo publicado por algunos otros miembros, donde el tono de los intercambios ha llegado a ser realmente alarmante.
El punto es que me gustaría saber en qué momento se pierde la conciencia y la lógica de acción, la cordura; solo por mantener el apoyo a un equipo, por fijar en la mente del contrario la idea de que tu pasión es tan grande que está por encima de los preceptos formativos del propio deporte, de los valores morales. Y saben qué, que aún no logro alcanzar las respuestas.
Lejos de lo vivido con mi publicación, me cuesta trabajo entender qué es lo que motiva a un grupo de personas a agredir y golpear casi hasta llegar al punto de muerte a un aficionado del equipo rival, como ocurrió hace unas semanas en Monterrey con las barras de Tigres y Rayados.
Me cuesta trabajo entender que dos equipos, propiedad de un mismo dueño, se olviden de los lazos que los unen y armen un zafarrancho en pleno partido de postemporada, como ocurrió también hace unas semanas ante niños y familias completas en el parque Fray Nano entre Diablos Rojos y Guerreros de Oaxaca dentro de la Liga Mexicana de Beisbol.
Veo este panorama y me pregunto: ¿Dónde surge la violencia en el deporte? ¿En la pasión de los aficionados o en el accionar de los propios protagonistas de las contiendas deportivas?
Semanas antes de pelear con el kazajo Gennady Golovkin nos atiborramos de las declaraciones de Saúl “Canelo” Álvarez, quien en todo momento denostó, insultó, calificó de cobarde y correlón a un hombre que sobre el ring ha mostrado tanto o más valor que él mismo.
El “Canelo” buscó en todo momento despertar el odio de su afición sobre el oponente, en ese instante, campeón mundial. Es decir que, buscó llevar al propio boxeo a un plano de violencia más allá de las cuatro esquinas encordadas. Es cierto, lo mismo se hace previo a cada pelea y quizá ahí radica el punto de análisis.
Días después, a sabiendas de que sobre ellos caerían innumerables insultos y arengas, jugadores del equipo Tecos UAG se enfrentaron a golpes ante aficionados de los Leones Negros de la UA de G en la Liga Mayor del futbol americano estudiantil mexicano, durante el “Clásico tapatío”. ¿En este caso habrá sido correcta la actitud de los jugadores o solo respondieron de forma natural ante una agresión esperada?



Sobra citar el desenfreno vivido durante la contienda entre Conor McGregor y el ruso Khabib Nurmagomedov, quienes alargaron el combate y lo trasladaron a las butacas, donde enfrentaron a diversos rivales.
Lamentablemente son muchos los ejemplos que hoy puedo utilizar para ejemplificar el exceso de violencia que se vive en el ámbito deportivo, pero creo estar a tiempo de sugerir, es más de exigir, que reflexionemos sobre el tema y como aficionados, medios de comunicación, deportistas e incluso directivos y funcionarios del deporte pongamos en marcha una campaña permanente con la que se aborde el problema y se trabaje por la reducción de los actos violentos en torno a las disciplinas deportivas.
El deporte surgió como una actividad lúdica creada para estrechar los lazos afectivos entre los individuos y luego utilizado, a lo largo de la historia, para hacer patente la superioridad de un grupo sobre otro. Pero hoy es tiempo de mostrar que el ser humano ha alcanzado una verdadera madurez ideológica en este sentido, es tiempo de retomar los valores de origen de la actividad deportiva.
Los próximos días contaremos con dos serias oportunidades de mostrar que la cordura y la madurez pueden ser parte del espectáculo, la diversión y la rivalidad deportiva.
Águilas Blancas y Burros Blancos, hermanos institucionales en el IPN, se medirán en la llamada “Guerra Civil” del futbol americano estudiantil mexicano y justo ahí podemos enviar un mensaje de serenidad ante el México deportivo.
A la par de ello, las Águilas del América y Cruz Azul chocarán por la supremacía del Estadio Azteca y en general del Torneo de Apertura 2018 en la Liga MX del futbol profesional mexicano. Sin duda una enorme oportunidad para poner fin a las campañas de odio que entorno a estos juegos suelen armarse desde los micrófonos, las pantallas y la tinta.
Es así que ya es tiempo de trabajar, promover y exigir que las agresiones dejen de ser una constante en torno a nuestro deporte, ya sea fuera o dentro de las canchas, en redes sociales o desde la tribuna. Apoyar no debe ser igual a agredir. Dejemos de inyectar dosis de odio y rencor absurdos a la historia de nuestras pasiones… Hay que bajarle a la violencia.

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JOSLAR (José Luis Ayala) es comunicólogo egresado de la UNAM, Jefe de Información en Punto Centro, Director General de JOSLAR SPORT Agencia Informativa, comentarista deportivo, un apasionado de los Steelers y como atleta logró probar el sabor de los campeonatos bajo la utilería y el casco de futbol americano; además de haber contribuido en la formación de Cintas Negra en taekwondo.



lunes, 5 de noviembre de 2018

2 de octubre, el futbol americano no te olvida

El año del Movimiento Estudiantil este deporte vivía un esplendor perdido a consecuencia del mismo y que no ha logrado recuperar

Por qué hablar en primer plano de futbol americano y no de los estudiantes muertos o desaparecidos hace 50 años en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Primero de Pumas y Burros, luego de los soldados, su brutalidad y actitud asesina contra el futuro del país; del México político y social, de las mentiras y las verdades que aún no son aceptadas.
La respuesta es sencilla. Porque hablar de futbol americano en torno al movimiento y la matanza estudiantil de 1968 es hablar de parte del inicio, del miedo gubernamental, de la unidad y filosofía que los estudiantes aglutinan en torno a este deporte. Del origen del conflicto.
Las marchas y manifestaciones comenzaron luego de que alumnos de las Vocacionales 2 y 5 del Politécnico se enfrentaron, el 22 de julio de aquel año, en un duelo de “tochito” ante estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM. Aquel juego culminó en conato de bronca, que un día después se transformó en un enfrentamiento directo al que granaderos pusieron fin con fuertes agresiones, ataques de brutalidad y golpizas sobre los estudiantes.
Ahí comenzó todo, aquel juego dio pie a las primeras marchas, manifestaciones y reuniones de protesta que derivaron en los paros estudiantiles y posteriormente en los hechos que hoy cumplen 50 años de luto. Pero no por el juego en sí, sino porque de lo ocurrido en torno a él la autoridad mexicana mostró su verdadera cara. La de represión y sinrazón contra la sociedad.
De acuerdo al reporte oficial de aquellos años fueron solo 28 los muertos y poco más de 200 los heridos a consecuencia de los disparos y las agresiones vividas aquel 2 de octubre. Las victimas afirman que fueron muchos más. Y entre los heridos de gravedad habría que agregar al futbol americano estudiantil, que en ese momento vivía en México su época dorada, la de mayor fulgor.
Tras el inicio de las protestas, la “noche de Tlatelolco” se presentó poco antes de la fecha marcada para el arranque de la temporada del futbol estudiantil, los equipos realizaban su pretemporada y ante las grandes aglutinaciones de público universitario y obrero que se formaban en torno a cada partido las autoridades se mostraron medrosas. Ahí se gestó el inicio del pánico gubernamental y policíaco que el futbol americano despierta en ellas.
Algunos de los sobrevivientes a la matanza han afirmado en diversas ocasiones que muchas de las ideas manifestadas en cada una de las reuniones del Consejo Nacional de Huelga surgieron de charlas sostenidas en la grada de algún estadio o luego de algún entrenamiento. Jugadores y equipos eran considerados emblema de la pujanza e ideología de la lucha y libertad juvenil características de la época.
Tras el conflicto y la matanza, el gobierno mexicano no quiso ver nuevamente reunido a un alto número de estudiantes y por ello a partir de aquel año trabajó con toda su fuerza para apagar la gloria y esplendor de este deporte.
En el verano de 1968 los Pumas, en ese momento bicampeones y, como ahora, máximo emblema de la UNAM, realizaban su pretemporada en Estados Unidos, por lo que durante el vuelo de regreso a México sus jugadores recibieron la noticia de que no podrían retornar a Ciudad Universitaria, porque las instalaciones habían sido tomadas por el ejército. El casillero y oficinas del equipo fueron saqueadas, incluida su videoteca. Dos días después se confirmó que no habría torneo.
El quórum que lograba el futbol americano en cada juego fue visto como de alto riesgo por parte de la propia Secretaría de Gobernación, ante lo cual se reaccionó dos meses después con la desintegración de los Pumas Dorados y los dos conjuntos con que contaba el IPN (Poli Guinda y Poli Blanco). Los equipos fueron desintegrados para formar seis nuevas escuadras, tres por bando, con lo que se pretendió dividir a la afición y disminuir la asistencia a los partidos. Objetivo cumplido hasta nuestros días.
Así nacieron en la UNAM los Cóndores, Guerreros Aztecas y Águilas Reales, conjunto dirigido por el coach Hilario Canseco, quien durante el movimiento estudiantil llegó a ser detenido y señalado como incitador a la violencia. Por parte del Politécnico se dio origen a Búhos de ESM-ENCB, Cheyennes de ESIME-ESIA y Águilas Blancas de ESCA-ESIQIE.
Dos años después de la brutalidad policiaca, militar y gubernamental se creó la Liga Nacional Colegial de futbol americano, antecedente directo de la actual ONEFA.
Es un hecho que los cambios gestados en el futbol americano tras los actos violentos de octubre del 68 generaron mayor estabilidad a los torneos y dieron pie al nacimiento de nuevas y trascendentales historias, pero también que firmaron la culminación de la verdadera época dorada de este deporte en México.


Manuel Neri era el entrenador de los Pumas UNAm en 1968.

Posterior a aquel año y en la actualidad la asistencia de afición a los estadios aún es relevante, no hay duda de que el futbol americano es el deporte amateur que cuenta con la mayor popularidad. Pero el gran arrastre que vivió antes del conflicto se vio severamente afectado. Previo al Movimiento la pasión por el deporte de las tacleadas hizo necesaria la construcción de estadios como el de la Ciudad de los Deportes o el Olímpico de Ciudad Universitaria, pero desde aquel año no solo no se ha construido un escenario más, con uso específico para este deporte, sino que se le han cerrado las puertas de varios y se ha satanizado la realización de encuentros como el ahora no tan tradicional “Clásico Poli vs UNAM” o los que disputan los nuevos Pumas CU ante cualquier equipo del IPN.
El futbol americano en México ha crecido, pero pudo haber alcanzado un desarrollo mucho mayor si las autoridades no hubieran visto en su arrastre estudiantil un “constante y supuesto peligro” para la tranquilidad social y su feudo de autoridad.
Ante esto, no resulta descabellado afirmar que este deporte fue una más de las víctimas que el gobierno del presidente Gustavo Días Ordaz heredó a la historia mexicana y por ello el luto del 50 Aniversario debe también manifestarse en los emparrillados. Aún hay muchas cicatrices que no han logrado sanar… 2 de octubre, el futbol americano no te olvida.

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