jueves, 18 de febrero de 2016

REPORTE ESPECIAL

Las oscuras cartas credenciales del presidente de ONEFA

José Luis Ayala / Joslar Sport

Raúl Rivera en su presentación como coach de Pumas CU (2008).

De manera sorpresiva y casi inexplicable la pasada Asamblea Anual Ordinaria de miembros de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano (ONEFA) tuvo como uno de sus más sonados y criticados resultados, la designación de Raúl Rivera como nuevo presidente del organismo. Un personaje cuyo accionar en el futbol americano ha sido por siempre cuestión de polémica y más de rechazo que de aceptación.

El 26 de enero de 2008, en un rincón del estadio Roberto ´Tapatío’ Méndez, ante poca prensa, bajo una simple carpa y ya en cima con una acusación de haber despojado de utilerías y equipo de entrenamiento a los Vietnamitas de la Preparatoria 9, Raúl Rivera fue presentado como entrenador en jefe de los Pumas CU, en sustitución de Arturo Alonso.

Ese mismo año, el entrenador marcó el rumbo de lo que sería su paso por la liga mayor, al gestar, fraguar y concretar un cisma en la ONEFA. Una separación de grupos que más tarde (2009) se transformó en la salida de varias instituciones del organismo, lo que dio origen al surgimiento de la Liga Premier de Conadeip.

Dicha ruptura, que en ese momento se marcó como “la separación de las escuelas públicas de las privadas”, ha sido la mayor herencia que el llamado “Yoyo” ha dejado al futbol americano en México. Cabe destacar que el apodo le fue impuesto desde sus tiempos de jugador, por su arraigada costumbre de anteponer su figura y persona ante cualquier tema.

Luego de esto, las acusaciones de abuso de poder y atropellos se volvieron una constante en torno al entrenador, que si bien logró hacer que los Pumas CU retomaran su imagen ganadora, tras lograr con ellos cuatro campeonatos, siempre será cuestionado por jamás haber enfrentado en duelo oficial a los equipos grandes del Sistema Tecnológico de Monterrey o al de la Universidad de las Américas.

En varios trabajos de prensa se ha reportado la forma “turbia” en la que Rivera habría desempeñado su cargo de entrenador, principalmente en la revista Proceso, donde se han documentado diversas anomalías cometidas por el coach en su paso por la UNAM, como la implementación de un sistema de becas para captar jugadores bajo el disfraz de apoyos para contar con entrenadores, así como otro tipo de corruptelas al interior del equipo.

Bajo el título “Dopaje y corrupción en las huestes pumas”, Proceso publicó en septiembre de 2011 un reportaje en el que se da cuenta de los turbios manejos empelados por Raúl Rivera en el pago de sueldos dentro del equipo Pumas CU, tema en el que más tarde la propia revista informaría la forma en la que arbitrariamente el coach incrementó su salario de 37 mil 982 pesos a más de 66 mil pesos mensuales, solo porque “no podía ganar menos que Edgar Zapata”, quien se desempeñaba como su coordinador ofensivo.

Entre varios temas, en dicho reportaje se da cuenta y documenta el uso de sustancias prohibidas que Rivera “ha permitido desde su llega al equipo de la UNAM”.

Uno de los reportajes de PROCESO.

En diciembre de 2011, bajo el título “La manzana podrida de Pumas CU” y firmado también por la reportera Beatriz Pereyda, Proceso publicó un textgo en el que Daniel Martínez “El Güila”, capitán de los Pumas CU en 2009, explica como Rivera intervino para que el receptor Érick Arzate fuera electo como capitán 2010 y así el coach pudiera manejar a su antojo y sin intervención el presupuesto del equipo, ya que no tendría intervención alguna de los jugadores.

En dicho trabajo también se señalan diversos montos y la manera en que Raúl Rivera habría desviado estos recursos económicos a su cuenta personal, de lo que, en teoría, era pagado dentro de la nómina de entrenadores.

Humillación, su carta de presentación

Dentro de su año debut como responsable del programa principal de futbol americano de la UNAM y con el rector José Narro en la tribuna, Rivera Sánchez dirigió una paliza de 101 puntos a cero ante sus hermanos de institución, los Pumas Acatlán; victoria que en su momento fue altamente cuestionada, por la manera en que “El Yoyo” buscó ensañarse ante un equipo que él mismo ha desdeñado por siempre.

Tal fue el desapego de Rivera ante el resto de los equipos de la UNAM que en pleno festejo por el 85 Aniversario de la llegada de este deporte a la institución, Rivera se negó a que los acatlecos participarán en la ceremonia conmemorativa y aunque se encontraban en el Estadio Olímpico, jamás los involucró en el festejo, al cual el equipo del campus Acatlán asistió portando el viejo jersey que un año antes habían utilizado para la temporada regular, mientras que el equipo dirigido por “El Yoyo” estrenó todo el equipamiento, incluido casco y hombreras.

Los semilleros son otro punto en el que el exjugador de línea ofensiva mostró su prepotencia, ya que por lo general presionaba a los jugadores que mostraban talento para que se enrolaran en los Tigres Negro del CCH Sur, equipo que él mismo creó y utilizó como único semillero directo de los Pumas CU en categoría juvenil.

Pero lo más rudo se dio con el maltrato que propinó a diversos equipos, a los que incluso terminó por desaparecer, como fue el caso de los Delfines de la Prepa 7 y los Cougars, escuadras extintas cuyo presupuesto fue absorbido por la escuadra de CU.

Derechos humanos, tema recurrente

A pesar de ser el responsable de todo lo que ocurría en torno al futbol americano de la UNAM, Rivera Sánchez jamás puso límites a las novatadas de ninguna de sus categorías, por lo que el año pasado los excesos hicieron crisis al momento de que el jugador de primer año Juan Francisco Espinoza Martínez debió ser hospitalizado, tras los maltratos sufridos como iniciación para poder formar parte del equipo azul y oro.

La queja ante la CNDH.
El caso fue ampliamente seguido por parte de la afición y la prensa, sin embargo el coach Rivera jamás se presentó para brindar una explicación formal sobre el tema, lo que a la larga derivó en que dicho caso formara parte de una queja que el medallista olímpico Daniel Aceves presentó ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para intentar dar forma a una ley que prohíba las novatadas dentro del deporte nacional. Dicha propuesta aún está en estudio, pero el daño al jugador puma forma parte del expediente como uno de los casos insignia.

Los excesos y el maltrato que el propio Rivera toleró por parte de algunos de sus coaches asisetntes hacia los jugadores también trajeron consecuencias, al grado de que en las instalaciones del casillero circula la versión de que algunos integrantes del staff del último año en CU no pueden siquiera acercarse a los campos de entrenamiento o el casillero, ya que existe sobre ellos una recomendación que se los impide, emitida por la propia CNDH, instancia ante la que fueron denunciados.

La escandalosa rubrica

A todo esto habría que agregar que en sus últimos meses como entrenador en jefe de los Pumas CU, Raúl Rivera prohibió a sus jugadores de categoría juvenil asistir a la convocatoria de la selección nacional U19 que en diciembre de 2015 jugó en Estados Unidos, esto como represalia por haber sido sustituido como coordinador ofensivo de dicho equipo, aunque él mismo difundió la versión de que su salida de la selección se había dado por determinación propia. Ante lo que de los 15 jugadores de la UNAM preseleccionados, solo tres terminaron por responder a la convocatoria.

Esta situación de negación de apoyo para el equipo nacional fue denunciada por JOSLAR SPORT, lo que propició que Rivera reaccionara de manera violenta e incluso con amenaza de golpes sobre sobre el reportero.

Finalmente, y en un caso que jamás se aclaró, los jugadores Julio César Díaz y Diego Morales Fuentes, integrantes de Linces UVM en liga mayor, denunciaron al coach Rivera de bloqueo, por no haber aceptado formar parte de los Pumas CU.


“El Yoyo” protestó a dichos elementos y en total coordinación con los directivos de ONEFA se impidió que jugaran la Temporada 2015, esto a pesar de que ambos jugadores señalaron en repetidas ocasiones y mostraron pruebas de la manera en que Rivera buscó por diversos medios enrolarlos en el equipo de la UNAM.

Este caso jamás fue aclarado por la propia ONEFA y a la fecha los dos jugadores permanecen con los Linces, en espera de poder culminar ahí su etapa de liga mayor.

En un punto que sí podría ser considerado como logró del coach Rivera, quien durante sus años con los Pumas sumó 76 triunfos en juegos nacionales y solo 13 derrotas, es el hecho de que logró el retorno de la afición a las gradas, ya que la entrada en cada juego de los pumas CU como local llegó a superar un promedio de 12 mil aficionados.

Fueron ocho años de Raúl Rivera como head coach de los Pumas CU y en este tiempo su cosecha fue de cuatro campeonatos e igual número de subcampeonatos, solo que todos ellos se dieron bajo un esquema que no permite considerarlos como “campeonatos nacionales”, ya que jamás enfrentó a los equipos de la Liga Premier de Conadeip, su único choque con alguno de ellos se dio el año anterior ante los Aztecas de la UDLAP, solo que no se trató de un juego sino de una práctica conjunta.

Cuestión a parte sería realizar una revisión a la gestión de Rivera Sánchez como entrenador en jefe de la selección nacional senior y responsable de los equipos de selección que han jugado duelos de carácter internacional, donde las controversias y los manejos oscuros también han sido una constante.

Hoy Raúl Rivera comienza su gestión como presidente de ONEFA con la encomienda, emitida por diversos rectores universitarios, de reparar el daño que él mismo generó en 2009. Y ante ello habrá que esperar a ver de qué manera logra conciliar los rencores que su accionar ha generado y la forma en la que trata a las instituciones que durante más de ocho años atacó, tanto dentro como fuera del terreno de juego.


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