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sábado, 28 de enero de 2017

Conoce el resultado de unir dos deportes explosivos

José Luis Ayala / Joslar Sport


El mundo se mueve, la evolución no para y el deporte no se aleja de estas máximas. Así que cada vez resulta más común encontrarnos con nuevas modalidades de actividad deportiva. En esta ocasión lo que te presentamos es el “Combaton”, que es una combinación de la velocidad y estrategias de equipo del basquetbol con la agilidad y espectacularidad del taekwondo.

El objetivo de este juego es “divertir a los aficionados a las artes marciales y a la vez unificar en un solo objetivo a quienes practican las diversas modalidades que de ellas existen”, según palabras expresadas por Steve Blanton, creador e impulsor de esta disciplina desde 2004, en Florida, Estados Unidos.

La idea es utilizar las piernas para poder golpear un bastón que se encuentra colgado al extremo de la cancha, quien golpea dicho bastón debe portar una estafeta y evitar los golpes de los defensores. El resto de los competidores tienen que buscar espacios o formarlos, también mediante el empleo de técnicas de pateo sobre el oponente, para que la estafeta les sea entregada y así poder buscar ser quien anote puntos. La estafeta puede ser arrebatada y así evitar la anotación e iniciar un contraataque.


Observa el video y conoce el Combaton, ya que seguramente pronto estará presente en diversos países. 



viernes, 25 de noviembre de 2016

Con Fidel Castro murió un revolucionario deportivo

José Luis Ayala / Joslar Sport


Se confirmó la muerte de Fidel Castro, el dictador mundialmente conocido, su propio hermano, el actual presidente cubano, Raúl Castro fue el encargado de confirmar la noticia y con este fallecimiento se va un hombre que revolucionó la práctica deportiva.

Sin lugar a dudas castro fue un personaje polémico y un dictador autoritario que cometió un sinfín de injusticias, un hombre que será juzgado por la historia y por el propio pueblo que gobernó, pero también una figura que desde que asumió el poder en Cuba, en 1959, brindó una importancia  fundamental a la práctica deportiva en la isla caribeña.

“Nuestra Revolución ha establecido el principio de que el deporte es un derecho del pueblo a lo cual podríamos añadir que el deporte es también un deber del pueblo”, fue una de las afirmaciones que por siempre señaló Castro.

Bajo su mando gubernamental los deportistas cubanos lograron brillar a nivel internacional y competir con las grandes figuras del mundo entero.

“El deporte cultiva los músculos, educa el carácter, desarrolla la inteligencia, hace ciudadanos más saludables y más preparados en todos los sentidos…”, fue otra de sus máximas y con ella su país logró figurar ampliamente ene l medallero de lso Juegos Olímpicos e incluso dentro del profesionalismo, aunque su tarea siempre fue despojar al deporte cubano de sus lazos con lo que llamó “absurdo mercantilismo”.

Para que el deporte pudiera cumplir con los fines sociales que Fiel Castro buscaba, su  “gobierno revolucionario” no solo creó en 1961 el INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), sino que también se erigieron escuelas formadoras de profesores de educación física, de iniciación deportiva, centros de entrenamiento y de medicina deportiva en todas las provincias, así como instalaciones para la práctica de los diversos deportes, no solo de béisbol. La industria de implementos deportivos contribuyó a garantizar la base material y a disminuir las importaciones. Todo dirigido por el propio Comandante en Jefe.

Todo esto no solo permitió que el deporte en la isla creciera al nivel de las grandes potencias mundiales, sino que permeo a otros países, como México, donde los profesionales deportivos creados en Cuba llegaron a trabajar para generar desarrollo en materia deportiva y las áreas relacionadas con dicha actividad, como la medicina.

Pero no todo fue rosa en la relación deporte-Fidel, ya que dicha actividad fue la herramienta que el dictador utilizó para expandir sus ideas revolucionarias y sus diferencias ideológicas con países capitalistas como Estados Unidos.


Hoy ha muerto Fidel Castro, pero su legado dentro del mundo deportivo permanecerá por décadas y seguirá siendo imitado en busca de la perfección de atletas de buena parte del mundo. Principalmente dentro de sus dos grandes pasiones, el beisbol y el boxeo. 


viernes, 19 de febrero de 2016

Umberto Eco y su mira al deporte

Joslar Sport

Este viernes falleció uno de los grandes pensadores de nuestra época, el italiano Umberto Eco. Un crítico de la vida y por ende del deporte, principalmente del futbol y sus aficionados. Un hombre que dejó huella en las letras y hasta en la cancha. Conoce parte de lo que sobre el deporte pensaba, es realmente imperdible, discutible e interesante:


Extracto del libro “La estrategia de la ilusión”
La cháchara deportiva. El futbol

“Pero el atleta como monstruo nace cuando el deporte se eleva al cuadrado: es decir, cuando el deporte, de juego que era jugado en primera persona, se convierte en una especie de discurso sobre el juego, el juego como espectáculo para otros y, por tanto, el juego jugado por otros y visto por mí. El deporte al cuadrado es el espectáculo deportivo.”

Hay algo que ningún movimiento estudiantil, ninguna revuelta urbana, ninguna protesta global o lo que sea podrán hacer nunca, aunque lo consideraran esencial: invadir un campo deportivo en domingo.

La propuesta misma se revela irónica y absurda. Tratemos de hacerla y se nos reirán en la cara. Hagámosla seriamente y se nos tachará de provocadores. Una masa de estudiantes puede dedicarse a tirar cócteles Motolov contra los jeeps de cualquier policía: no habrá nunca más de una cuarentena de muertos, dadas las leyes, las exigencias de la unidad nacional, el prestigio del Estado.

Por el contrario, el ataque a un terreno deportivo provocaría sin duda una matanza indiscriminada, total, de los atacantes en manos de los probos ciudadanos estupefactos por la afrenta y que, sin otra cosa más importante que salvaguardar que ese supremo derecho conculcado, estarían dispuestos al linchamiento en masa.

Se puede ocupar una catedral y sólo habrá algún obispo que proteste, algunos católicos conmocionados, un grupo de disidentes favorables, la izquierda que será indulgente y los laicos históricos (en el fondo) felices. Se puede ocupar la sede central de un partido, y los demás partidos, más o menos solidarios, pensarán que se lo merece.

Pero si alguien ocupase un estadio, aparte de las reacciones inmediatas que esto provocaría, nadie sería solidario: la Iglesia, la Izquierda, la Derecha, el Estado, la Magistratura, los Chinos, la Liga por el Divorcio y los Anarcosindicalistas, todos pondrían al criminal en la picota. Hay, por tanto, una zona profunda de la sensibilidad colectiva que nadie, ya sea por convicción o por cálculo demagógico, consentiría en tocar.

Existe, pues, una estructura profunda de lo Social que, de disolverse su Argamasa Esencial, pondría en crisis todo principio asociativo posible, y por tanto la presencia del hombre en la Tierra, o por lo menos la forma en que ha estado presente en las últimas decenas de millares de años. El Deporte es el Hombre, el Deporte es la Sociedad.

Pero, si es cierto que está hoy en juego una revisión global de las relaciones humanas, esta revisión tiene que abordar el Deporte.  En esta raíz última se descubrirán las inconsistencias del Hombre en tanto que animal social: aquí emergerá lo que hay de no humano en la relación social. Aquí se hará evidente la naturaleza falseadora del Humanismo Clásico, fundado en la antropolalia griega, fundada a su vez no en la contemplación, en la noción de ciudad o en la primacía del hacer, sino en el Deporte, como derroche calculado, cobertura del problema, «cháchara» elevada al rango de tumor.

En suma —y más adelante nos explicaremos— el deporte es la aberración máxima del discurso «fático», y por tanto —al límite— es la negación de todo discurso, y por consiguiente es el principio de la deshumanización del hombre, o la invención «humanística» de una idea del hombre falseadora desde el principio.

La idea de «derroche» domina la actividad deportiva. En principio, todo gesto deportivo es un derroche de energía: si arrojo una piedra por el puro placer de arrojarla — no con un fin utilitario cualquiera— derrocho calorías que he acumulado a través de la ingestión de comida, realizada a través de un trabajo.


Ahora bien, este derroche —que quede muy claro— es profundamente sano. Es el derroche propio del juego. Y el hombre, como todo animal, tiene necesidad física y psíquica de jugar. Hay, por tanto, un derroche lúdico al que no podemos renunciar: ejercitarlo significa ser libre y liberarse de la tiranía del trabajo indispensable. Si junto a mí, que arrojo la piedra, se agrega otra persona para arrojarla aún más lejos, el juego toma la forma de la «competición»: ésta también es un derroche de energía física y de inteligencia, que provee las reglas del juego, pero este derroche lúdico se resuelve en un provecho. Las carreras mejoran las razas, las competiciones desarrollan y controlan la competitividad, dado que reconducen la agresividad original a sistema y la fuerza bruta a inteligencia.

Pero en estas definiciones anida ya la carcoma que mina el gesto en sus raíces: la competición disciplina y neutraliza las fuerzas de la praxis. Reduce el exceso de acción, pero de hecho es un mecanismo para neutralizar la acción. En ese núcleo de equívoca sanidad (de sanidad «sana», mientras no se traspase cierto límite: se puede morir por exceso de ese indispensable ejercicio liberador que es la risa, y Margutte revienta por causa de una salud exagerada) maduran las primeras degeneraciones de la competición: como la «cría» de seres humanos consagrados a la competición.

El atleta es ya en sí mismo un ser que ha hipertrofiado un órgano, que hace de su cuerpo sede y fuente exclusiva de un juego continuo; el atleta es un monstruo, es el Hombre que Ríe, es la geisha de pie comprimido y atrofiado, consagrada a la instrumentalización total.

Pero el atleta como monstruo nace cuando el deporte se eleva al cuadrado: es decir, cuando el deporte, de juego que era jugado en primera persona, se convierte en una especie de discurso sobre el juego, el juego como espectáculo para otros y, por tanto, el juego jugado por otros y visto por mí. El deporte al cuadrado es el espectáculo deportivo.

Si el deporte (practicado) es salud, como el comer, el deporte visto es el falseamiento de la salud. Cuando veo jugar a otros, no hago nada sano, y únicamente me deleito vagamente con la salud de los otros (que ya sería escuálido ejercicio de voyeurismo, como quien observa a otros mientras hacen el amor), porque en realidad saco el máximo placer de los accidentes que le ocurrirán a quien realiza ese ejercicio saludable, y, por consiguiente, de la enfermedad que mina esa salud en ejercicio (como quien observa no a dos seres humanos, sino a dos abejas que hacen el amor, en espera de asistir a la muerte del zángano).

Es cierto que quien observa la práctica del deporte en otros se excita y grita y se remueve, y por tanto realiza una gimnasia física y psíquica, y reduce su agresividad y disciplina su competitividad. Pero esta reducción no es compensada, como en la práctica del deporte, por un acrecentamiento de energía y por la adquisición de control y dominio de sí mismo, ya que los atletas rivalizan por juego, pero los voyeurs lo hacen en serio (tan cierto es como que luego se pegan, o mueren por infarto en las gradas).

El elemento disciplinante de la competitividad, que en el deporte practicado tiene los dos aspectos del acrecentamiento y de la pérdida de la propia humanidad, en el voyeurismo deportivo sólo tiene una, la negativa. El deporte se presenta entonces como ha sido a través de los siglos, como instrumentum regni. Es evidente; los circenses ponen freno a las energías incontrolables de la multitud.

Pero este deporte al cuadrado (objeto hoy de especulaciones y mercados, bolsas y transacciones, ventas y consumos coaccionados) genera un deporte al cubo, que es el discurso sobre el deporte en tanto que deporte visto.

En primera instancia, ese discurso es el de la prensa deportiva, pero genera a su vez el discurso sobre la prensa deportiva, y por consiguiente un deporte elevado a la potencia n. El discurso sobre la prensa deportiva es el discurso sobre un discurso acerca del deporte ajeno como discurso.

El deporte actual es esencialmente el discurso sobre la prensa deportiva. Tres diafragmas más allá está el deporte practicado, que, en caso límite, bien podría no existir. Si por una diabólica maquinación del gobierno mexicano y del senador Brundage, aliados con las cadenas televisivas de todo el mundo, las Olimpiadas no se realizaran, pero fueran relatadas día a día y hora a hora con imágenes ficticias, nada cambiaría en el sistema deportivo internacional, ni los comentaristas deportivos se sentirían defraudados.

Por consiguiente, el deporte como práctica ha dejado de existir, o sólo existe por razones económicas (porque es más fácil hacer correr a un atleta que rodar una película con actores que finjan correr): sólo existe la cháchara sobre la cháchara deportiva. La cháchara de la prensa deportiva representa un juego con todas sus reglas: para comprobarlo basta escuchar esas transmisiones radiofónicas del domingo por la mañana, donde se finge (elevando así el deporte a la potencia n") que algunos ciudadanos reunidos en una barbería charlan de deporte. O bien se puede ir a escuchar tales discursos donde tienen lugar.

Se podrá observar, como por otra parte ya todo el mundo sabe, que las valoraciones, consideraciones, argumentos, polémicas, denigraciones y triunfos siguen un ritual verbal muy complejo pero de reglas simples y exactas. En este ritual verbal, las energías intelectuales se ejercitan o se neutralizan; las físicas no están ya en juego, con lo que la competición se sitúa a un nivel puramente «político».

En efecto, la cháchara sobre la cháchara deportiva posee todas las apariencias del discurso político. En ella se dice qué hubieran debido hacer los gobernantes, qué es lo que han hecho, qué es lo que quisiéramos que hicieran, qué es lo que ha sucedido y qué es lo que sucederá: sólo que su objeto no es la Ciudad (y los pasillos del Palacio de Gobierno), sino el Estadio, con sus bastidores. Esta cháchara es pues, aparentemente, la parodia del discurso político, pero, puesto que en esta parodia se diluyen y se disciplinan todas las fuerzas de que disponía el ciudadano para el discurso político, tal cháchara constituye el Ersatz del discurso político. Y lo es hasta tal punto que ella misma se convierte en discurso político.

Después, no queda espacio para otra cosa. Y puesto que quien practica esa cháchara deportiva, si no hiciera por lo menos esto, advertiría que posee posibilidad de juicio, agresividad verbal y competitividad para emplear de otro modo, la cháchara deportiva lo convence de que el gasto de esas energías tiene un fin determinado. Una vez calmada la duda, el deporte cumple su función de falsa conciencia.

Y puesto que la cháchara sobre el deporte proporciona la ilusión de interesarse en el deporte, la noción de hacer deporte se confunde con la de hablar de deporte: quien parlotea sobre el deporte se cree deportivo, sin advertir que no practica deporte alguno.

Así no se da cuenta siquiera de que no podría practicarlo, porque el trabajo que hace, cuando no parlotea, lo debilita y le resta la energía física y el tiempo que serían necesarios para practicar un deporte.

Se trata de la misma cháchara cuya función definió Heidegger en 'Sein und Zeit':

«La cháchara es la posibilidad de comprenderlo todo sin que haya apropiación preliminar de la cosa. La cháchara, desde el principio, protege del peligro de errar en tal apropiación. La cháchara, que está al alcance de todos, no sólo libera de la tarea de una auténtica comprensión, sino que forja una comprensibilidad indiferente para la cual ya no existe nada incierto... La cháchara no presupone la volición de un engaño. No tiene el modo de ser del conocedor, puede hacer creer tanto una cosa como otra... La cháchara, por tanto, en virtud de su indiferencia respecto a la necesidad de remontarse al fundamento de lo que se dice, es siempre, desde la raíz, un encerrarse».

Ciertamente, Heidegger no pensaba en una negatividad total de la cháchara: la cháchara es el modo cotidiano en que somos hablados por el lenguaje preexistente en lugar de someterlo a fines de comprensión y descubrimiento.

Es una actitud normal. Para él, sin embargo, «lo que cuenta es que se hable». Se trata de aquella función del lenguaje que para Jakobson es la función «fática» o de contacto. Al teléfono (cuando respondemos «sí, no, bien, claro...») y por la calle (cuando preguntamos: «¿Cómo está?» a alguien cuya salud no nos interesa realmente, y el interpelado, que lo sabe, sigue el juego respondiendo «Bien, gracias») estamos conduciendo discursos fá-ticos indispensables para mantener una conexión constante entre los hablantes; pero los discursos fáticos son indispensables porque mantienen en ejercicio la posibilidad de comunicación, a los fines de otras comunicaciones más sustanciosas; si esta función se hipertrofia tenemos un contacto continuo sin mensaje alguno. Como cuando un aparato de radio permanece encendido fuera de sintonía, con un ruido de fondo y algunas descargas, que nos advierten que estamos en cierta comunicación con algo, pero no nos permiten saber nada.

La cháchara es así el discurso fático convertido en un fin en sí mismo: pero la cháchara deportiva es algo más, un discurso fático continuo que se presenta engañosamente como el discurso sobre la Ciudad y sus Fines.

La cháchara deportiva, nacida como elevación a la enésima potencia de ese derroche inicial (y razonado) que era el juego deportivo, es la magnificación del Derroche, y por tanto el punto máximo del Consumo. Sobre ella y en ella, el hombre de la sociedad de consumo se consume a sí mismo (y consume toda posibilidad de argumentar y juzgar el consumo coaccionado al que es invitado y sometido).

Sede de la ignorancia total, constituye tan en profundidad al ciudadano que, en casos límites (y hay muchos), rechaza discutir esa su cotidiana disponibilidad a la discusión vacía.
Por tanto, ningún requerimiento político podría hacer presa en una práctica que es la falsificación total de toda disponibilidad política. Por esta razón, ningún revolucionario tendría el coraje de revolucionar la disponibilidad a la cháchara deportiva; el ciudadano se apoderaría del discurso contestatario y transformaría los elementos en elementos de cháchara deportiva, o rechazaría en bloque, y con desconfianza desesperada, la intrusión de la razón en su razonable ejercicio de racionalísimas reglas verbales.

Por eso los estudiantes mexicanos murieron por nada. Por esto pareció razonable que un atleta italiano anunciase noblemente: «Si siguen matando, no saltaré». Pero no se estableció cuántos debieran haber matado para impedirle saltar. Si después no hubiera saltado, habría bastado a los demás hablar de lo que hubiera sucedido si hubiese saltado.


martes, 2 de septiembre de 2014

INFORME PRESIDENCIAL

Nada nuevo y nada de fondo en materia deportiva

José Luis Ayala / Joslar Sport


Tan solo medio minuto (39 segundos) requirió Enrique Peña Nieto para resumir la actividad y avances deportivos que se lograron a lo largo de su segundo año de gobierno. Aunque para ello utilizó cifras de la suma de sus dos primeros años como presidente y la referencia de eventos aún no realizados.

Al igual que lo hiciera el año anterior, en esta ocasión el mandatario mexicano sustentó su trabajo en materia deportiva en la cantidad de medallas obtenidas en competencias internacionales y no en los números internos de mexicanos inmersos en la práctica deportiva o la construcción y sostenimiento de infraestructura deportiva, ni en la creación de programas sólidos de desarrollo en la materia.

En los 39 segundo empleados para el informe deportivo, Peña Nieto señaló que durante su mandato se han logrado 2 mil 281 medallas internacionales, de las cuales, afirmó,  852 han sido de oro.

Y aunque se trata de eventos aún no realizados, la mayor presunción del mandatario recayó en el hecho de que para este años “se respalda la realización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 y se logró que la Fórmula Uno regrese a la Ciudad de México en 2015, después de 23 años de ausencia”.

No se abordó la transformación de la Ley General de Cultura Física y Deporte, que dejó fuera del Sistema Deportivo Nacional a la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) ni la manera en que la SEP (Secretaria de Educación Pública) ha quitado y limitado las atribuciones a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).


Así las cosas, en el 2° Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto el deporte parece haber sido solo un tema de relleno y no fundamental, a pesar de las implicaciones que en materia de educación, desarrollo y salud de manera innegable contiene.


miércoles, 24 de julio de 2013

Entre ovoides, yardas y lencería surgen dos nuevas ligas
José Luis Ayala R.

       La expansión de fronteras y modalidades no cesa para el futbol americano en México, ya que a la forma original de practicar este deporte, se suma hoy el estilo femenil del  lingerie football, creado en Estados Unidos, pero ahora con presencia de dos nuevas ligas en nuestro país.

La Liga Mexicana de Football Lingerie (LMFL) y la Liga Iberoamericana de Bikini Football (LIBF) hacen su presentación en el presente año, para mostrar que la rudeza y la pasión del deporte de las tacleadas pueden ser combinadas  con la agilidad, sentimiento y belleza que caracterizan a la mujer.

El lingerie football surge en 2004, con un espectáculo de medio tiempo, en modalidad de pago por evento, durante el Super Bowl  XXXVIII; en el que 26 modelos se enfrentan ataviadas con protectores cortos y ropa interior.

Tal fue el éxito alcanzado por aquel encuentro y los que posteriormente se realizaron como parte de las transmisiones en la final de la NFL, que para 2009 se da forma a un circuito profesional, la Lingerie Football League (LFL), en la que las modelos son remplazadas por verdaderas atletas.

La LFL se ha presentado en dos ocasiones en México y ante el éxito logrado, más el interés despertado por las transmisiones televisivas de los encuentros en tierra azteca, surge la  motivación para dar forma a los dos proyectos nacionales, que hoy buscan consolidar el proyecto que les dio origen.
Aunque con objetivos distintos, tanto la LMFL como la LIBF brindan a las atletas mexicanas un espacio de desarrollo dentro del futbol americano, a la par de dar forma a un espectáculo que atrae a un amplio número de aficionados a los estadios que albergan la actividad de ambos circuitos.

 “Nuestra intención es crear una opción de desarrollo deportivo para la mujer, muestra de esto es que nuestras jugadoras son verdaderas atletas, no solo chavas bonitas, sino atletas preparadas”, es uno de los objetivos que la Liga Mexicana de Football Lingerie mantiene  como uno de sus principales principios, según afirma Nataly Ro, integrante de la directiva de la liga.
Mientras que para Osvaldo Ochoa, creador y presidente de la Liga Iberoamericana de Bikini Football, el objetivo es distinto, y así lo afirmó durante el segundo juego de pretemporada que la LIBF realizó el pasado sábado 20 de julio en la Ciudad de México.

“Esto, aunque se juega con un ovoide y se manejan las yardas, no es futbol americano (…) es tan solo un espectáculo”, afirmó el directivo y apuntaló sus argumentos al señalar que “la forma es completa, reunimos belleza, con juego rudo, lo que nos da una fórmula ganadora en cuestión de espectáculo”.

La Liga Mexicana de Football Lingerie, cuyas oficinas centrales se ubican en Guadalajara (Jalisco) se fundó a principios del presente año, su primera temporada se desarrolló con cuatro equipos durante los meses de febrero y marzo. Su segunda campaña está por comenzar y como parte de su pretemporada se planea realizar un duelo en la Ciudad de México, programado para el día 27 de julio.

“Tuvimos mucho éxito en el arranque y gracias a eso contaremos con ocho equipos para nuestra siguiente temporada, cada uno formado por verdaderas atlas”, adelantó Nataly Ro.
En tanto, la Liga Iberoamericana de Bikini Football aún no tiene ´plenamente definida su fecha de inicio formal para lo que será su primera campaña, aunque ya realizó sus dos primeros duelos de práctica.

“La intención es realizar por lo menos 18 juegos a lo largo de todo el año y un cuadrangular en el mes de octubre o noviembre en Colombia, al que llevaremos a dos equipos mexicanos, más uno colombiano y uno más de Cuba”, señaló Ocho.

A decir del directivo, su liga cuenta ya con 18 escuadras, cinco de ellas extranjeras y se espera la incorporación de algunas más. Lo que al parecer confirma el hecho de que aún no tienen un calendario de temporada plenamente definido, aspecto que genera ciertas dudas sobre la estructura organizativa de la liga.

En ambas organizaciones el uniforme de las jugadoras permite ver buena parte del cuerpo de cada una de ellas, lo que atrae a un amplio número de aficionados a los encuentros; aunque en la LMFL los atuendos son en ropa deportiva de tallas pequeñas, mientras que en la LIBF sí se emplea el uso de lencería.


De esta manera las mujeres que en México buscan gozar de los placeres que trae el ingresar a un emparrillado, cuentan ya con dos nuevas opciones, que, aunque no pueden ser consideradas como las pioneras en la práctica de esta modalidad, ya que desde hace dos años existe de manera local en Guadalajara la Pretty Girls Football League (PGFL); si brindan una opción para darse a conocer como buena jugadora y mujer bella.